Adopciones romanas de Celtiberia

Los romanos adoptaron la espada de los celtas de Hispania, llamándola "gladius hispaniensis", añadiéndole su propia empuñadura. Estas espadas fueron una gran novedad para los romanos, porque tenían una punta afilada al contrario que la autóctona, que era roma y solo podía cortar.

La técnica de lucha cambió totalmente. Se decía que el agua del río Biblis (Jalón) tenia propiedades especiales para darles el temple exacto. También adoptaron los "bracae", pantalones (que se supone que a su vez los celtas copiaron de los escitas), para los jinetes de las legiones, y la capa negra de lana gruesa, que los celtíberos llamaban  "sagum", para todos los legionarios.

Polibio escribió: "Los celtíberos sobresalen, en mucho, entre los demás pueblos en la fabricación de espadas. Sus espadas tienen en efecto una punta resistente y un tajo cortante para los dos lados. Por ello los romanos desde los tiempos de Aníbal abandonaron las espadas de sus antepasados cambiándolas por las de los hispanos.
Pero si pudieron imitar la forma, nunca lograron alcanzar la calidad del hierro y la perfección de la factura."

Diodoro escribió: "Sus espadas tienen doble filo y están fabricadas con excelente hierro, y también tienen puñales de un palmo de longitud que utilizan en el combate cerrado. Siguen una táctica especial en la fabricación de sus armas defensivas, pues entierran láminas de hierro y las dejan hasta que con el curso del tiempo el óxido se ha comido las partes mas débiles, quedando sólo las mas resistentes; de esta forma hacen espadas excelentes, así como otros instrumentos bélicos. El arma fabricada de la forma descrita corta todo lo que pueda encontrar en su camino, pues no hay escudo, casco o hueso que pueda resistir el golpe dada la excepcional calidad del hierro.